Ilustración "...Ligado a tí".

¡Hola!

Aquí tenéis la ilustración que acaba de aparecer en la edición de agosto (nº 83) de la revista GayBarcelona, acompañando el texto “...Ligado a ti”, escrito por el psicólogo de la Coordinadora Gai-Lesbiana de Barcelona y activista LGTBI Gabriel J. Martín, sobre la dependencia sentimental en las relaciones de pareja; un acertado análisis de cómo la incapacidad de enfrentarse a la soledad, provoca en muchos la sumisión hacia el compañero/a sentimental, por muy dañina que sea la relación resultante.
La ilustración intenta transmitir esa “sumisión” hacia el otro, que implica el abandono de todo lo demás, en pos de la persona que falsamente nos aporta lo necesario para lograr el equilibrio emocional.
¡Disfrutádlo!
Aquí tenéis el interesante artículo de Gabriel J. Martín: "...Ligado a tí", con el que puede os sintáis identificados. ¡¡¡No os lo perdáis!!!



...ligado a ti.
(Dependencias sentimentales)

Gabriel J. Martín, psicólogo de la Coordinadora Gai-Lesbiana y de Gais Positius

El título de este artículo viene de un verso de “La hiedra”, un tema de Los Panchos que llega a decir, en su estrofa final, “más fuerte que el dolor, se aferra nuestro amor: Como la hiedra”... las dependencias sentimentales están tan arraigadas en nuestra cultura que incluso se han convertido en boleros, en poemas, en arte, en un valor. En algo que podrías justificar. Quizá ése sea el peligro de las dependencias sentimentales: forman tan parte de nuestro contexto que nos resulta difícil ser conscientes de ellas.



      En lo último en lo que pensaría yo sería en sermonear a nadie, así que no tomes el  contenido de este texto como un “ándate con ojo” sino como el intento de un gay (y psicólogo) por devolver algo a su comunidad... con la esperanza de que, quien no lo sea por completo, pueda encontrar claves para ser un poco más feliz.

Partamos de la base...
      Lo comento muchas veces: a los gays (a la mayoría de nosotros), en algún momento de la vida, se nos ha fundido el cableado emocional, aunque luego nos hayamos recompuesto. Y no es ni culpa nuestra ni “defecto de fábrica”. Es, simplemente, que hemos tenido que lidiar con una sobrecarga emocional inmensa cuando aún no estábamos preparados para ello. Desde muy pequeños hemos oído barbaridades acerca de los homosexuales (bueno, acerca de los maricones) y -por ello-, ya desde entonces, nos hemos sentido agredidos emocional y psicológicamente. ¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste un insulto homofóbico (aunque no fuese dirigido expresamente a ti)? De muy pequeñito, ¿verdad? ¿Y estabas preparado para contestar? ¿Podías contraargumentar, defenderte? ¿No iba a ser peor si te defendías? Pues eso: nos hemos visto obligados, por el hecho de ser homosexuales, a soportar una sobrecarga emocional para gestionar la cual no estábamos aún maduros (¡éramos unos críos!) y, ante la que, prácticamente lo único que nos quedaba por hacer era dejarnos avasallar. ¿Qué sistema emocional no se funde ante semejante desastre de situación?
      Esta situación de “fundido” se traduce, en términos psicológicos, en una serie de vulnerabilidades dentro de las cuales, una de ellas, es la dependencia sentimental. Evidentemente no todo el mundo la sufre (aunque es una de las problemáticas que aparecen frecuentemente en consulta) y, de hecho, en mayor o menor medida todos hemos vividos situaciones de este tipo en algún grado (¿quién no ha estado encoñadísimo por un tío alguna vez en su vida? ¿Quién no ha vivido una relación turbulenta alguna vez?). Sólo si te ocurre siempre, sólo si en cada relación sufres la tortura de la dependencia, entonces quizá podrías considerar el replantearte algunas cosas.

¿Cómo saber si somos dependientes sentimentales?
      Haré una distinción entre dependientes emocionales y dependientes sentimentales. La dependencia emocional es más general, hacia todo tipo de figuras (amigos, familiares, etc.). La dependencia sentimental está más focalizada en la pareja, el objeto de nuestra dependencia es nuestro novio o marido. Este artículo trata sobre esta última en exclusiva. Comencemos por conocer alguno de los criterios para detectar si sufres una dependencia sentimental:
  • Vives con un profundo temor irracional (sin motivos) a ser abandonado o rechazado
  • En tu relación de pareja siempre estás a la defensiva
  • Dependes continuamente de su opinión para sentirte bien
  • Antepones siempre sus necesidades a las tuyas
  • Te ocurre en cada relación

      Un dependiente sentimental suele ir de un novio a otro. Apenas se termina una relación, se obsesiona con encontrar otro hombre que ocupe el espacio que ha dejado el anterior. Suele tener problemas para soportar la soledad, se agobia mucho cuando no tiene un novio y el resto de relaciones (amigos, familiares) parecen ser totalmente secundarias, como si fuesen menos valiosas. Aunque no sea exclusivo de los dependientes sentimentales, en estos casos suelen aparecer problemas en el control emocional que se traducen bien en tremendos altibajos de humor, bien en explosiones incontroladas de ira, tristeza, euforia, etc. Otro elemento que también suele acompañar a la dependencia sentimental es un autoconcepto bastante pobre, con ideas como “no valgo nada” o creencias relacionadas con que los demás son manifiestamente mejores (“apenas él conozca a otro, me dejará”). Un rasgo que me he encontrado en muchos de los casos de dependencias sentimentales que he tratado, es el de considerar que su vida (profesional, familiar, social) es muy poco satisfactoria. De alguna manera el novio, la relación sentimental, te viene a resarcir de una vida que consideras fundamentalmente insípida... cuando no directamente deficitaria.

Tal para cual: las parejas dependientes.
      Dos no son dependientes si uno no quiere... o lo que es lo mismo: para que se establezca una relación de dependencia entre dos hombre es necesario que ambos tengan perfiles complementarios. Un hombre emocionalmente equilibrado (¡sin necesidad de ser un monje zen!) será difícil que se implique en una relación de dependencia... más bien saldrá corriendo y no volverá a contestarnos los mensajes. En una relación de dependencia suelen encontrase dos perfiles complementarios: el dependiente y el codependiente. Puesto que del dependiente, ya hemos hablado, te comentaré que un codependiente es aquel que necesita sentirse necesitado. Un codependiente tampoco puede mantener una relación de amor democrático (el amor que no es dependiente). El codependiente tiene unas características muy similares a las del dependiente en cuanto autoestima, pero se diferencia del dependiente en que él, el codependiente, toma la función de ayudar al dependiente a salir de sus problemas. El codependiente tiene un perfil de “rescatador” porque, en el fondo, él también siente que no es apenas valioso y que sólo un hombre problemático permanecería a su lado porque “¿quién, si no, iba a querer estar conmigo?”.
      El dependiente dice “yo no sirvo para nada” y el codependiente le responde “yo te ayudaré a que veas lo valioso que eres”. El dependiente prosigue “eres el único que saber ver mi valor, yo ya no podría vivir sin ti” y el codependiente piensa para sí mismo: “los dos nos necesitamos”. El codependiente quisiera tener a su lado a un hombre al que pudiera admirar en lugar de tener a un “chico con algunos problemillas” pero -a su vez- teme que un hombre admirable ni siquiera se fije en él. El dependiente ve a todos los demás como competidores, como hombres admirables con los que, seguro, su pareja preferiría estar.
      Así, el dependiente con su “problema de inseguridad” y el codependiente con su problema de “sentirse seguro sólo cuando dependen de él” forman una pareja que se retroalimenta en sus carencias ahondándolas y que, de algún modo, se complementan. Pero es una relación con la que, sin embargo, ninguno de ellos se siente verdaderamente feliz.

¿Y cómo me in-dependizo?
Hay algunas cosas que pueden ayudarte (si bien no sustituyen el trabajo con un psicólogo):
  • Aprende a controlar tu ansiedad. Haz algo de yoga, busca actividades que te relajen: ejercicio, paseos, bailar u oír música, quedar con amigos. Encuentra tu modo pero reduce la ansiedad con la que vives, aprende a tomarte las cosas con mucha más calma. Adopta la filosofía del take it easy.
  • Identifica y cuestiónate todos tus introyectos (ver más adelante). Aquí quizá necesites ayuda. Plantéate: ¿es cierto eso de que “todos los maricones mueren solos”? ¿de verdad no vales para nada sólo por el hecho de que no respondieras a las expectativas de otros? Haz listados de todo lo que recuerdes, conversa con tus hermanos y hermanas sobre las cosas que se decían en el barrio. Recupera tu memoria de forma consciente. Utiliza técnicas como el debate socrático para cuestionártelos y para tomar consciencia de si los introyectos controlan alguna área de tu vida o si te siguen haciendo sentir mal. Rebátelos todos.
  • Intenta controlar tu comportamiento. Un hombre autónomo (in-dependiente) no llama a su hombre a cada hora, ni le vigila el historial de navegación, ni le espía los mensajes en el móvil. Un hombre autónomo no se siente amenazado por cada hombre que se cruza con su novio o marido. Un hombre autónomo es –también- capaz de terminar con una relación que no es verdadero amor.
  • Aprende a decir “no quiero esto en mi vida, no quiero volver a sentir lástima de mí mismo”. ¡Y ponlo en práctica!

¡Malditos introyectos!
      Terminaré con un pequeño apunte sobre los introyectos. Un introyecto es una idea, un concepto, una norma, algo que los demás dicen y que nosotros, sin haberlo procesado conscientemente, interiorizamos. Algo que, sin darnos cuenta, hacemos parte de nuestra visión del mundo o de nosotros mismos. Los hay buenos pero también los hay negativos. Y, éstos son muy perjudiciales. ¿Te has parado a pensar en la cantidad de cosas terribles que has ido oyendo a los demás a lo largo de tu vida? Cosas sobre ti, sobre los homosexuales (de nuevo el temita). ¿Eres consciente de cómo todo eso se ha ido quedando en la forma en que te ves a ti mismo? ¿Y del modo en que eso ha dañado la imagen que tienes de ti mismo (tu autoconcepto) y cómo ha perjudicado el afecto que sientes hacia ti (tu autoestima)? Estos introyectos están en la base de muchos de los trastornos de dependencia que sufrimos los gays, por eso es importante que tengamos en cuenta su existencia ¡y cómo nos pueden llegar a afectar!
      En algunos casos de dependencia sentimental, en gays, incluso se detecta una especie de “venganza” hacia los que le lanzaron esos introyectos, hacia quienes le agredieron verbalmente cuando era pequeño. Como si, al tener novio, pudiese darles en las narices y demostrar que se equivocaban, que sí era alguien valioso, que sí merecía amor.
      Si este también es tu caso, quizá una forma más inteligente de vivir tus relaciones pase por haber resuelto, previamente, los duelos sobre tu pasado. Cuando hayas cerrado aquellas heridas que te siguen sangrando en la memoria, quizá ya no sientas la necesidad de aferrarte a ninguna relación tóxica. De hecho, no tendrás la necesidad de aferrarte a nada que no sea un amor equilibrado y nutritivo. Y, además, podrás disfrutar de la vida tal cual es, sin necesidad de adornarla con un (supuesto) cuento de hadas.
      Al corazón, querido, no se le puede dar gato por liebre. No se le puede dar dependencia por amor. No se la des. Al fin y al cabo tú te mereces lo mejor ¿verdad? Bien. Entonces... ¿cómo podemos hacer para que, realmente, te convenzas de ello? Feliz verano, quiérete mucho.

Para saber más:
Beattie, M. (2009). Libérate de la codependencia. Sirio.
González de Rivera, J. L. (2007). Dependencias afectivas. Espasa – Calpe.
Riso, W. (2008). Amar o depender. Planeta.
Schaef, A. W. (2002). Recobra tu intimidad: cómo superar la adicción a las dependencias afectivas. Edaf.
Claves sobre la dependencia sentimental

1. No le ocurre a todo el mundo, no confundas dependencia (se repite de forma sistemática de una relación a otra) con algo puntual.

2. Un gay dependiente sentimental ve controlada su vida por:
  • la necesidad de tener una pareja
  • la necesidad de mantener una relación aún a sabiendas de que es tóxica
  • los deseos y necesidades del otro.

3. Tiene solución y ésta pasa por un compromiso firme contigo mismo para aprender a conocerte y valorarte.

4. Controla tu ansiedad, los introyectos negativos que te dirigen y la forma en que actúas.

5. Recuerda que cada vez que estamos mal acompañados se debe a que nos da pánico estar solos.



*El resto de artículos escritos por Gabriel J. Martín con lo que he colaborado, los encontraréis con sus respetivas ilustraciones en éste mismo blog.
* Recordad que si no tenéis a vuestro alcance la edición impresa de la revista, podéis descargaros ésta y otras ediciones pasadas en www.gaybarcelona.net/revista/.

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